En estos días me encontré con el libro "Para leerlos todos" Antología de microcuentos, es una colaboración del Instituto Cultural de León y el Centro de Difusión Cultural de la Universidad Iberoamericana León que vió la luz en el 2009.
Esta antología es un refrendo del compromiso de la UIA por fomentar la creación literaria y en las páginas del libro se dan cita jóvenes creadores de los diferentes estados de la República Mexicana y de países como España, Francia, Argentina, Venezuela, Cuba, Ecuador y Colombia; en total fueron 160 los participantes y cada uno de ellos envío más de un microcuento.
No existió una línea temática por lo que las histoiras proyectan una diversidad de temas entre religiosos, políticos, sociales, literarios y ambientalistas por citar sólo algunos, además de hacer posible lo imposible, volver a los autores personajes y a los personajes los vuelve contemporáneos y hasta víctimas de la globalización.
Aquellos que puedan darse la oportunidad de leerlo pasarán un buen rato, se los aseguro y para muestra de ellos les transcribo una de las colaboraciones de Liza Di Georgina.
Guerra de cárteles
Llegó a la ciudad,
y una bala acudió a recibirlo.
Como sugerencia los invitó a que lo lean en compañía de familiares o amigos haciendo un ejercicio de lectura en voz alta ya que la entonación que se le pueda dar a cada historia enriquecería su contenido.
Esta antología es un refrendo del compromiso de la UIA por fomentar la creación literaria y en las páginas del libro se dan cita jóvenes creadores de los diferentes estados de la República Mexicana y de países como España, Francia, Argentina, Venezuela, Cuba, Ecuador y Colombia; en total fueron 160 los participantes y cada uno de ellos envío más de un microcuento.
No existió una línea temática por lo que las histoiras proyectan una diversidad de temas entre religiosos, políticos, sociales, literarios y ambientalistas por citar sólo algunos, además de hacer posible lo imposible, volver a los autores personajes y a los personajes los vuelve contemporáneos y hasta víctimas de la globalización.
Aquellos que puedan darse la oportunidad de leerlo pasarán un buen rato, se los aseguro y para muestra de ellos les transcribo una de las colaboraciones de Liza Di Georgina.
Guerra de cárteles
Llegó a la ciudad,
y una bala acudió a recibirlo.
Como sugerencia los invitó a que lo lean en compañía de familiares o amigos haciendo un ejercicio de lectura en voz alta ya que la entonación que se le pueda dar a cada historia enriquecería su contenido.
Y por no quedarme con las ganas les dejo un microcuento de mi autoría que espero lo disfruten al igual que los demás.
Intitulado
Esa tarde en la comida el niño escucho a todos discutir sobre los Héroes de Independencia, negaron la existencia del Pipila y por justicia la de los demás participes también, así se desvaneció Hidalgo, Morelos, Allende, Iturbide, Guerrero y todos.
Al final concluyeron que no había existido nunca una guerra de Independencia por lo que la Nueva España pasó a manos del Imperio Napoleónico convirtiéndose en la Noveu France que no mucho después pasó a manos de Inglaterra tras ser ellos quienes derrotaran a Napoleón en la batalla de Trafalgar; así con el paso de los años las trece colonias inglesas también tomaron posesión de estos territorios y en su momento Antonio López de Santa Anna los compró a ellos pero no los pagó, por eso la deuda externa popularmente llamada eterna.
Al levantarse todos de la mesa, el niño ya hablaba inglés con acento francés.
Esa tarde en la comida el niño escucho a todos discutir sobre los Héroes de Independencia, negaron la existencia del Pipila y por justicia la de los demás participes también, así se desvaneció Hidalgo, Morelos, Allende, Iturbide, Guerrero y todos.
Al final concluyeron que no había existido nunca una guerra de Independencia por lo que la Nueva España pasó a manos del Imperio Napoleónico convirtiéndose en la Noveu France que no mucho después pasó a manos de Inglaterra tras ser ellos quienes derrotaran a Napoleón en la batalla de Trafalgar; así con el paso de los años las trece colonias inglesas también tomaron posesión de estos territorios y en su momento Antonio López de Santa Anna los compró a ellos pero no los pagó, por eso la deuda externa popularmente llamada eterna.
Al levantarse todos de la mesa, el niño ya hablaba inglés con acento francés.

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