viernes, 10 de febrero de 2012

"Palermo" antropomorfismo de los objetos.

En el tiempo y espacio adecuados la sincronía logra equilibrios sorprendentes con lo que podrían ser los elementos más dispares posibles, sean objetos, sonidos, imágenes o personas.

Hace algunos años conocí dos de personas que jamás imaginaron la cantidad de cosas que podrían compartir, a pesar de ser tan diferentes, pues una de estas personas es modernista con tendencias a la vanguardia en ropa, tecnología, estudios, forma de vida y con una forma de vestir elegante que resalta su belleza. Mientras que la otra es un modelo clásico, conservador en todo sentido, con una folclórica manera de vestir que destaca su singular estilo.
Ante esto pudiéramos imaginar que alguno tendría que ceder a fin de lograr la empatía, sin embargo como dije en un principio "en el tiempo y espacio adecuados la sincronía logra equilibrios sorprendentes" y sucedió con ellos.
Mi foto "Palermo" me hizo recordarlos, pues la construcción estaba ahí, los elementos fueron dispuestos de tal manera que los proyectaba a ambos, nada planeado, nada reflejaba que ellos hubieran intervenido en dicho acomodo, incluso nada que hable de que ellos eligieron los objetos, pues en su vida que han estado en ese lugar.
Todo fue casual, un viaje, una obra de teatro, convivencia con el actor y ¡bum! ahí aparecieron ellos y su vida ya en metamorfosis.
Ustedes estimados lectores lo pueden ver: un par de sillones uno modernista color chocolate forrado en piel, probablemente adquirido en alguna buena mueblería; el otro amarillo con vivos en otro amarillo que resalta
los lunares rojos, traído quizás de algún bazar.
Entre ambos una mesa de madera que sirve de sostén a una botella de "Riunite de Lambrusco", vino tinto que sin ser afrodisiaco despiertas la pasión en las personas, alimentas el romanticismo e inhibes el pudor, eres ahora florero de tres claveles, dos blancos que representas a estos seres y uno rojo que transformado por el vino se volvió símbolo de la pasión de los claveles blancos; un poco más atrás una "mala madre" o "listón" como prefieran llamar a esta planta que para mi cada una de sus hojas es un momento vivido.
Un poste con dos farolas... dos, número cabalístico para todo aquello que es compartir en pareja. La farola me llevó más allá pues en ella puedo ver la inicial de cada uno, no por la obsesión de buscarlos sino por el deseo de encontrarlos, pero hay algo que me deja consternado y es que sólo una luz está encendida, si fuera yo prestidigitador lo tomaría por mal augurio.
Un cuadro hace de remate para esta construcción, marco negro y maría luisa blanca, dos colores opuestos que en sincronía hacen un perfecto equilibrio, la imagen que adornan es de naturaleza, la naturaleza de cada una
de las personas que aquí veo.
Esa luz apagada no se aparta de mi cabeza, el que sea la que está a lado del sillón modernista me dice una cosa, pero la inicial en que está me habla de otras, sólo espero que al igual que esa lámpara apagada se pude encender así mismo suceda con ellos, que sea solo un mal momento que tiene solución para su continuidad juntos o para su indefinible separación.

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